A medida que vamos avanzando por este nuevo ciclo, donde estrenamos y entrenamos este precioso par de alas, conviene también detenernos a reflexionar unos instantes acerca de todo lo que hemos experimentado hasta ahora.
Miramos lo que se ha quedado atrás y nos parece increíble esa
vida antigua, presos de tantos miedos y paradigmas. Ahora nos invade una
sensación de libertad y la satisfacción que da recoger la cosecha.
Sí, valió la pena “hacer el loco” por bastante tiempo y que
algunos –los mismos que eligieron seguir por caminos ya transitados– nos
miraran tan raro por sembrar en esas tierras que muchos decían infértiles… y
aquí estamos: segando campos repletos de frutos deliciosos y ya maduros como el
despertar, la armonía, la paz, la comprensión, y empezando a vivir en un nivel
de conciencia superior.
Atrás se queda esa constante charla interna, casi siempre
negativa, donde a veces nos victimizábamos o nos reprochábamos buscando
culpables de cada uno de nuestros conflictos… Para poder sanar, tuvimos que
aprender a perdonar, empezando por nosotros mismos, a nuestros progenitores, y
al mundo entero.
Eliminamos la antigua costumbre de enjuiciarlo todo y nos
iniciamos en la práctica de la aceptación. Comprendimos la magia de la vida en
donde todo es perfecto y necesario porque el Universo marcha en correcto
equilibrio entregándonos todo lo que necesitamos para nuestro crecimiento… y
eso es más allá del bien y del mal.
Todavía queda reconocer nuestra perfección divina, nuestro
linaje cósmico y eso sin los velos que impone el ego. Liberamos un pasado con
todas sus historias y la imagen de lo que creíamos ser… y lo más importante es
que aprendimos a soñar y así, con esa capacidad despierta en nosotros,
comenzamos a crear… nos reinventamos… ya somos otros, aunque nos parezca
increíble y en todo momentos pensemos que nos despertaremos de un maravilloso
sueño… pero no, ahora estamos soñando conscientemente y con la potencia
energética que nos regala este tiempo haremos realidad cualquier anhelo… ¿no lo
crees?
Pues no me creas… solo atrévete a soñarlo y lo comprobarás por
ti mismo.
Ahora estamos tan conscientes de que somos nosotros quienes
elegimos las expresiones vibratorias que deseamos experimentar que hemos decido
vivir en las más altas frecuencias… todavía vamos de aprendices de las nuevas
energías, pero se siente tan bien vibrar en tonos mayores que por nada del
mundo quisiéramos retroceder… Es como cambiar de un departamento a una casa
grande, con bellos jardines y enormes ventanales que dan al cielo…
Y así como vamos seleccionando las frecuencias en las que
queremos habitar, emprendemos un camino que es parecido al de El Loco en el
Tarot, que es quien se atreve a soñar y se concede ese placer sin mirar mucho
los riesgos… se entrega y se deja llevar porque se sabe contenido por una
multitud de Seres de Luz… y avanza por el camino sin temores, mirando al cielo
y danzando al compás de sus sueños, por utópicos que parezcan…
Y es lo que viene ahora: mecernos, dejarnos llevar y disfrutar
del gran trabajo concluido… Tiempo de goce, de relax y de crear… ¿Cómo vamos a
crear? Simplemente bailando al compás de esos sueños que muy pronto veremos
realizados… y eso sin dudarlo ni por un segundo… Tú solo baila, que la música
está bien fuerte…
En amor y conciencia.
Formarse
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