Un día Dulcita la abejita decidió dejar su colmena. Soñaba con conocer el mundo, buscar fama y alcanzar la felicidad.
Al principio, todo era emocionante y fascinante, pero con el paso del tiempo empezó a sentir un vacío: extrañaba a sus hermanas y la vida en el enjambre.
Un día, agotada y con el corazón lleno de dudas, salió de paseo y allí en aquel jardín encontró el polen más dulce que jamás había probado. Con él en sus alas, tomó valor y emprendió el camino de regreso a su hogar.
Pensaba que nadie la recibiría, que su partida les habría enfadado demasiado. Creía que así, al menos, tendría una excusa para no volver.
Pero al llegar, ocurrió algo inesperado: todo el enjambre salió a recibirla con alegría. Incluso la reina se adelantó y le dijo con ternura:
—Bienvenida, mi querida y pequeña Dulcita. Te hemos echado mucho de menos. La vida es demasiado corta para reproches. Si alguna vez necesitas buscar tu felicidad lejos, ve tranquila. Porque siempre que decidas regresar, aquí estaremos, esperándote.
Y allí todas las abejas se unieron en un cálido abrazo de amor y perdón.
Autora: Rosa Francés Cardona (Izha) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario