QUIETUD Y NATURALEZA
La quietud es la paz
con la naturaleza.
La mente está en
movimiento constante, nunca permanece quieta. No puedes imaginar a una mente
quieta. No existe una cosa así, porque cuando hay quietud, la mente deja de
existir; cuando existe la mente, hay movimiento. Entonces, ¿Como podemos
concebir la quietud o la ausencia de movimiento?
El pasado y el futuro
son vastos territorios; puedes moverte con facilidad en ellos. Con el presente
no te puedes mover. La ausencia de movimiento implica estar en el presente. Esa
es la dimensión de la quietud, es como la naturaleza se manifiesta. Si puedes
permanecer en este instante, tan solo aquí y ahora, estarás quieto. No puedes
estar de ninguna otra forma. No existe ninguna otra posibilidad más que estar
quieto.
El concebir la quietud
desde su dimensión significa hacer un esfuerzo para vivir momento a momento.
Entonces estarás en quietud, estarás en silencio, estarás en conexión con la
naturaleza. No habrá agitación interior, ni movimiento, ni oscilaciones
internas. Todo se habrá convertido en un remanso de profundo silencio.
Pero tenemos miedo de seguir
a la naturaleza, no porque sea mala, sino a causa de los maestros moralizantes,
a causa de los envenenadores de la fuente de la vida. La ciencia destruye la
naturaleza desde el exterior, y la supuesta religión destruye la naturaleza
desde el interior.
Estar con árboles y
plantas es hermoso porque siguen creciendo, se convierten en un ímpetu, una
inspiración, y toda la energía fluye hacia arriba con el crecimiento. No puedes
permanecer bajo, debes elevarte. Si estás alerta, entonces la agricultura puede
excitarte como ninguna droga puede hacerlo. Solo el olor de la tierra húmeda,
el olor de las plantas en crecimiento, la alegría de los pájaros y el sol, todo
eso se convierte en un medio para el crecimiento espiritual.
¡La naturaleza es estar
cerca de Dios!
Veamos que nos enseña
Eckhart Tolle sobre la naturaleza...
NATURALEZA AQUÍ Y AHORA
La naturaleza puede
llevarte a la quietud aquí y ahora.
Dependemos de la
naturaleza no solo para nuestra supervivencia física. También necesitamos a la
naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la
prisión de nuestras mentes. Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el
recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un
mundo de problemas.
Hemos olvidado lo que
las rocas, las plantas y los animales todavía saben. Nos hemos olvidado de ser:
de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: Aquí
y Ahora.
CONEXIÓN
Cuando diriges tu
atención hacia algo que ha venido a la existencia sin la intervención humana,
sales de la prisión del pensamiento conceptual y, en cierta medida, participas
del estado de conexión con el Ser en el que todavía existe todo lo natural.
Llevar tu atención a
una piedra, a un árbol o a un animal no significa pensar en ellos, sino
simplemente percibirlos, darte cuenta de ellos.
Entonces se te
transmite algo de su esencia. Puedes sentir lo aquietado que está y,
sintiéndolo, surge en ti esa misma quietud. Sientes lo profundamente que
descansa en el Ser, completamente unificado con lo que es y con dónde está. Al
darte cuenta de ello, tú también entras en un lugar de profundo reposo dentro
de ti mismo.
UNIDAD
Cuando camines o
descanses en la naturaleza, honra ese reino permaneciendo allí plenamente.
Serénate. Mira. Escucha. Observa cómo cada planta y animal son completamente
ellos mismos. A diferencia de los humanos, no están divididos en dos. No viven
a través de imágenes mentales de sí mismos, y por eso no tienen que preocuparse
de proteger y potenciar esas imágenes. El ciervo es él mismo. El narciso es él
mismo.
Todas las cosas
naturales, además de estar unificadas consigo mismas, están unificadas con la
totalidad. No se han apartado del entramado de la totalidad reclamando una
existencia separada: yo y el resto del universo.
La contemplación de la
naturaleza puede liberarte del yo, el gran creador de conflictos.
ESCUCHAR
Percibe los múltiples
sonidos sutiles de la naturaleza: el susurro de las hojas al viento, la caída
de las gotas de lluvia, el zumbido de un insecto, la primera canción del pájaro
al amanecer. Entrégate completamente al acto de escuchar. Más allá de los
sonidos, hay algo mayor: una sacralidad que no puede ser comprendida a través
del pensamiento.
SENTIR
Tú no creaste tu
cuerpo, y tampoco eres capaz de controlar las funciones corporales. En tu
cuerpo opera una inteligencia mayor que la mente humana. Es la misma
inteligencia que lo sustenta todo en la naturaleza. Para acercarte al máximo a
esa inteligencia, sé consciente de tu propio campo energético interno, siente
la vida, la presencia que anima el organismo.
AQUÍ Y AHORA
La alegría y las ganas
de jugar de un perro, su amor incondicional y su disposición a celebrar la vida
en cualquier momento suelen contrastar agudamente con el estado interno del
dueño del perro: deprimido, ansioso, cargado de problemas, perdido en el
pensamiento, ausente del único momento y lugar que existen: el Aquí y el Ahora.
Uno se pregunta: viviendo con esa persona, ¿cómo consigue el perro mantenerse
tan sano, tan alegre?
PERCIBIR
Cuando percibes la
naturaleza solo a través de la mente, del pensamiento, no puedes sentir su
plenitud de vida, su ser. Sólo ves la forma y no eres consciente de la vida que
la anima, del misterio sagrado. El pensamiento reduce la naturaleza a un bien
de consumo, a un medio de conseguir beneficios, conocimiento, o algún otro
propósito práctico. El antiguo bosque se convierte en madera; el pájaro, en un
proyecto de investigación; la montaña, en el emplazamiento de una mina o en
algo por conquistar.
Cuando percibas la
naturaleza, permite que haya espacios sin pensamiento, sin mente. Cuando te
acerques a la naturaleza de este modo, ella te responderá y participará en la
evolución de la conciencia humana y planetaria.
RENDIRSE
Nota lo presente que
está la flor, lo rendida que está a la vida.
APRENDER
La planta que tienes en
casa..., ¿la has mirado detenidamente alguna vez? ¿Has permitido que ese ser
familiar pero misterioso que llamamos planta te enseñe sus secretos? ¿Te has
dado cuenta de lo pacífica que es, de que está rodeada de un campo de quietud?
En el momento en que te das cuenta de la quietud y de la paz que emana, esa
planta se convierte en tu maestra.
DIMENSIONAR
Observa un animal, una
flor, un árbol, y mira cómo descansan en el Ser. Cada uno de ellos es él mismo.
Tiene una enorme dignidad, inocencia, santidad. Sin embargo, para poder ver
esto, tienes que ir más allá del hábito mental de nombrar y etiquetar. En el
momento en que miras más allá de las etiquetas mentales, sientes la dimensión
inefable de la naturaleza, que no puede ser comprendida el pensamiento ni
percibida por los sentidos. Es una armonía, una sacralidad que, además de
compenetrar la totalidad de la naturaleza, está dentro de ti.
RESPIRAR
El aire que respiras es
natural, como el propio proceso de respirar.
Dirige la atención a tu
respiración y date cuenta de que no eres tú quien respira. La respiración es
natural. Si tuvieras que acordarte de respirar, pronto morirías, y si
intentaras dejar de respirar, la naturaleza prevalecería.
Reconecta con la
naturaleza del modo más íntimo e interno percibiendo tu propia respiración y
aprendiendo a mantener tu atención en ella. Esta es una práctica muy curativa y
energizante. Produce un cambio de conciencia que te permite pasar del mundo
conceptual del pensamiento al ramo de la conciencia incondicionada.
RECONOCIMIENTO
Necesitas que la
naturaleza te enseñe y te ayude a reconectar con tu Ser. Pero tú no eres el
único necesitado; ella también te necesita a ti.
No estás separado de la
naturaleza. Todos somos parte de la Vida Una que se manifiesta en incontables
formas en todo el universo, formas que están, todas ellas, completamente
interconectadas. Cuando reconoces la santidad, la belleza, la increíble quietud
y dignidad en las que una flor o un árbol existen, tú añades algo a esa flor o
a ese árbol. A través de tu reconocimiento, de tu conciencia, la naturaleza
llega a conocerse a sí misma. ¡Alcanza a conocer su propia belleza y sacralidad
a través de ti!
Un gran espacio
silencioso contiene en su abrazo la totalidad del mundo natural. Y también te
contiene a ti.
QUIETUD
Sólo mediante la
quietud interior tienes acceso al reino de quietud en el que habitan las rocas,
las plantas y los animales. Sólo cuando tu mente ruidosa se queda en silencio
puedes conectar profundamente con la naturaleza y sanar la separación creada
por el exceso de pensamiento.
Pensar es una etapa en
la evolución de la vida. La naturaleza existe en una quietud inocente que es
anterior a la aparición del pensamiento. El árbol, la flor, el pájaro o la roca
no son conscientes de su propia belleza y santidad. Cuando los seres humanos se
aquietan, van más allá del pensamiento. La quietud que está más allá del
pensamiento contiene una dimensión añadida de conocimiento, de conciencia.
La naturaleza puede
llevarte a la quietud. Ése es su regalo para ti. Cuando percibes la naturaleza
y te unes a ella en el campo de quietud, éste se llena de tu conciencia. Ése es
tu regalo a la naturaleza.
A través de ti, la
naturaleza toma conciencia de sí misma. Es como si la naturaleza te hubiera
estado esperando durante millones de años.
Cuando pierdes contacto
con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Y cuando pierdes
contacto contigo mismo, te pierdes de la naturaleza.
Eckhart Tolle